La llamada que Miguel Canals Mora nunca imaginó ocurriría, sucedió hoy, a las 6:30 de la mañana.
La Perla del Sur lo abordaría para corroborar si su amigo por más de tres décadas y exayudante principal en el Bosque Estatal de Guánica fue la víctima de un asesinato ocurrido en Yauco, la noche del martes.
Tras asimilar la noticia y corroborarla, el veterano exoficial de manejo del Bosque Seco no contuvo el dolor de la tragedia y confesó su consternación.
Aun así, no reparó en exaltar los quilates de Roberto Viqueira Ríos -el biólogo marino abatido a tiros hace pocas horas- como profesional, como conservacionista y patriota “a quien Puerto Rico le debe mucho”.
“Definitivamente, era uno de los contribuyentes más importantes en este momento del movimiento ambiental, por medio de su organización Protectores de Cuencas”, recalcó de entrada Canals Mora.
“Y el país debe saberlo”, continuó. “Roberto fue fundamental en la protección y desarrollo de estrategias para proteger el sapo concho puertorriqueño del cambio climático”.
Según explicó, durante los 13 años que Viqueira Ríos laboró como ayudante principal en la Reserva del Bosque Seco no solo estudió al único sapo nativo de la isla y su grave riesgo de extinción, sino que además identificó factores que amplificaban la fragilidad de su población.
Entre estos, que su reproducción depende de eventos meteorológicos específicos: lluvias copiosas que no ocurren con regularidad sobre las 11 mil cuerdas de terreno del Bosque Seco, lo que dificulta aún más su recuperación.
“Por eso, ideó y construyó charcas artificiales tierra adentro, que se hicieron en el área de playa Tamarindo, para proteger al sapo concho”.
“Todo ese ambiente él lo transformó y lo convirtió en uno perfecto”, puntualizó Canals Mora.
Como consecuencia, su población comienza a estabilizarse, aunque todavía la comunidad científica calcula que solo quedan entre 1,000 y 3,000 sapos adultos en libertad.
“Luego, con la Ley 7 (firmada por el gobernador Luis Fortuño) y el desastre que provocó el Departamento (de Recursos Naturales) cuando me botaron a 20 empleados en una semana, Roberto fue uno de esos despedidos”, continuó Canals Mora.
“Pero él no se detuvo”, subrayó. “Se juntó con el agrónomo (Louis) Meyer para crear a Protectores de Cuencas y así fue cómo se fundó esa organización”.

Establecida en el año 2012 como una entidad de base comunitaria sin fin de lucro, desde entonces Protectores de Cuencas ha sido un actor clave en la conservación ambiental de Puerto Rico, enfocando su labor en la protección, restauración y manejo sostenible de las cuencas hidrográficas, mediante métodos científicos y colaboraciones interinstitucionales.
Por ello, destinos costeros como Tamarindo en Guayanilla, playa Atolladora en Yauco y La Jungla en Guánica han experimentado una transformación física con infraestructura que beneficia, bilateralmente, tanto a los recursos naturales como a los usuarios de estos parajes.
La huella de la organización, empero, no se limita al litoral sur, ya que en menos de una década la entidad diseñó e implementó proyectos de conservación en la isla de Culebra, el Bosque Estatal de Boquerón y los ríos el río Loco de Yauco, Grande de Añasco, Guajataca, Culebrinas, Grande de la Plata, Grande de Patillas y Guayanés.
Más recientemente, Viqueira Ríos asumió la voz cantante en la propuesta para la restauración de la Laguna de Guánica, un proyecto para el cual logró un grant federal millonario de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en inglés) y cuya ejecución aguarda por el aval de agencias gubernamentales.
“Roberto también estaba haciendo su Maestría en Ciencias Marinas sobre los problemas de cambios de la geomorfología, de la forma de la costa, de la erosión de la costa, en el área de bahía Ballena, en el área de La Jungla y en otras áreas del suroeste de Puerto Rico”, agregó Canals Mora.
“Fueron muchísimas sus aportaciones y duele, realmente duele perderlo de esta forma tan trágica”, continuo. “A su familia, mi más sentido pésame”.
“Puerto Rico está de luto”.


















































Omar, esto duele profundamente.