Si la tormenta que avanza sobre aguas del Caribe provocara ráfagas que golpeen con fuerza la zona central de la isla, Coamo y sus 34 mil residentes corren el riesgo de perder la única línea que provee electricidad a toda la ciudad, advirtió hoy el alcalde Juan Carlos García Padilla.
“La línea 4800 es lo único que tenemos en estos momentos. No tenemos nada más”, advirtió de entrada el ejecutivo municipal. “Y si colapsa esa línea que viene desde Cayey y Aibonito, nos quedamos sin energía eléctrica. Punto. No hay dónde conectar”.
“Todo el mundo tiene redundancia menos nosotros”, puntualizó.
Los municipios de Coamo y Santa Isabel atraviesan desde el pasado 1 de junio un período de incertidumbre e inestabilidad del servicio, cuando un transformador de la subestación eléctrica que provee servicio a ambas localidades colapsó y quedó fuera de servicio.
Desde entonces, el proceso de recuperación del sistema eléctrico ha significado un calvario para los habitantes y sus alcaldes, con promesas de restablecimiento incumplidas y maniobras que han requerido millones de dólares en gastos.
“Esto pone en un estado de vulnerabilidad a todo el mundo, porque el agua tú la llevas en camiones, pero la energía no la compramos en la farmacia ni en el supermercado”, remató.
Como medida cautelar, García Padilla mencionó que durante este lunes intentaría corroborar con el presidente de Luma Energy, Juan Saca, el estado de la línea 4800 en su trayecto desde Cayey hasta el pueblo de Coamo y si la empresa está cumpliendo con el programa de monitoreo.
No obstante, reconoció que “si llegase a colapsar, que esperemos que no, pues nos deja sin energía eléctrica”.
“Del lobo, un pelo”
En contraste, García Padilla aseguró que la emergencia provocada dos meses tras por la pérdida del transformador propició que la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados se movilizara e instalara generadores eléctricos en todas las estaciones de bombeo de la zona.
Esto, por consiguiente, garantizaría que el suministro de agua se sostenga durante y después de un desastre natural, en la mayoría de las comunidades de Coamo.
“Así que, del lobo un pelo”, continuó. “Acueductos ya ha instalado generadores eléctricos en todas las estaciones de bomba por la crisis de Luma, o sea que, en ese sentido, estamos un poquito más esperanzados de no tener una interrupción tan grande en el agua potable”.
Las precipitaciones asociadas a fenómenos como tormentas y huracanes, empero, volverían a pasar factura en zonas propensas a deslizamientos, incluyendo arterias viales críticas para los habitantes de la zona urbana y rural, por lo que, una vez más, hizo un llamado ciudadano a la prudencia y a la cautela.
“Referente a las carreteras, tenemos el mismo grado de vulnerabilidad de siempre: la PR-155, la 143, la 723, los caminos municipales, la 555 y la 14 hacia Aibonito”.
“Por eso, le pido a la gente que, una vez comience a llover, se resguarden y que estén bien pendientes al Centro Nacional de Meteorología”, expresó.
Pide empatía con adultos mayores
Asimismo, exhortó a la ciudadanía de todo el país a velar por la salud emocional y física de miles de los adultos mayores, muchos de los cuales no cuentan con la compañía, el respaldo ni la ayuda de familiares cercanos.
Según mencionó, solo en Coamo el 26 por ciento de la población pertenece al segmento de adultos mayores, una cifra que se aproxima a las 9 mil personas, mientras que la edad promedio de toda la población es de 46 años.
De acuerdo al estudio Perfil de cuidador informal del adulto mayor (2023), un por ciento significativo de los cuidadores en Puerto Rico no posee parentesco sanguíneo con las personas a las que brindan asistencia, al tratarse de amigos de la iglesia, vecinos o amigos cercanos.
“En circunstancias como estas”, expuso, “debemos reflexionar como familia, como amigos, como iglesia, como institución, y enfocar nuestra atención en cómo poder atenderlos y llamarlos, en poderlos relocalizar y llevárnoslos para la casa y poderles proveer la necesidad, junto con el gobierno, de la ayuda que sea necesaria”.
