Cuando la línea de cruceros Royal Caribbean y el astillero finlandés Meyer Turku develaron juntos el proyecto Icon en octubre de 2016, no fueron pocos los testigos que fruncieron el ceño o quedaron boquiabiertos.
Su propuesta requería construir la madre de los buques de lujo, un barco que pulverizara todos los récords. Aun así, aquella hipérbole dejó de ser un mito tras una inyección de $1,800 millones y 29 meses de labor.
Su noche inaugural fue estelarizada por otro creador de récords mundiales, la superestrella del fútbol Lionel Messi, quien el 23 de enero de 2024 liberó la botella de champán que bautizó en Miami al Icon of the Seas, el crucero más grande del mundo.
Desde entonces, de sus múltiples marcas la más obvia es su dimensión. El navío mide 1,197 pies de largo -114 pies más que la altura de la Torre Eiffel en París- y 159 pies de ancho. Con 20 cubiertas que se elevan a 134 pies sobre el nivel del mar, puede acarrear a 5,610 turistas y 2,350 miembros de la tripulación, para un cupo máximo de 10 mil personas.
Como si realmente se tratara de una ciudad flotante, cuenta en su interior con ocho “vecindarios”, 2,805 camarotes, tres teatros, un casino y pista de hielo, junto a 40 restaurantes y bares.
Otra de sus marcas la impuso con su propio parque acuático. No solo es el más grande sobre el mar y resalta con su Frightening Bolt, una chorrera que se eleva a 45 pies de altura sobre la cubierta superior, con segmentos transparentes. También posee la piscina más grande construida en un crucero y The Hideaway, la piscina infinita más alta de cualquier navío, suspendida a 135 pies sobre el nivel del mar.
Simultáneamente, el Icon conserva el récord como el buque con el circuito de cuerdas y zip-line más alto sobre el océano, con un paseo aéreo de 90 segundos que inicia a 154 pies sobre el mar y permite que los más temerarios crucen un costado del barco, entre saltos al vacío y caminatas por diminutas plataformas suspendidas.
También se ganó el título como el crucero con la cascada más alta en el mar. Con una caída de 50 pies, es el centro de atracción de un teatro imponente y surreal bautizado como el Aquadome, el escenario donde a diario Royal Caribbean ofrece espectáculos acuáticos con trapecistas y acróbatas colgados desde las alturas.
La lista de récords del Icon, empero, también incluye novedades que no son perceptibles a simple vista.
A modo de ejemplo, este crucero es el primer barco de Royal Caribbean que funciona con gas natural licuado (GNL), un combustible fósil que la industria impulsa como alternativa más limpia al fueloil pesado (HFO). No obstante, aunque el GNL emite 25 por ciento menos de dióxido de carbono, científicos advierten que el GNL es capaz de contener más calor en la atmósfera por su predominante concentración de gas metano.
El Icon también tiene la capacidad de conectarse a la red eléctrica de los puertos que lo reciben, permitiendo que sus motores y generadores no emitan dióxido de carbono durante escalas en áreas pobladas, aunque la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros advierte que al presente menos del 10 por ciento de los terminales marítimos para cruceros proveen electricidad en puerto u Onshore Power Supply.
A bordo de este mega buque, Royal Caribbean también instaló el primer sistema de manejo de residuos, capaz de convertir desechos en energía para mantenerlos fuera de los vertederos y océanos.
Mediante tecnología de pirólisis, toma los desperdicios alimenticios, biológicos y de cartón para convertirlos en pellets que al calentarse producen gas que se convierte en energía de vapor. El sistema también crea biocarbón, con potencial de ser utilizado como fertilizante.
Según Royal Caribbean, estos atributos no solo refuerzan el nombre del crucero, sino que además marcan un nuevo estándar de sostenibilidad “diseñado para minimizar la huella de carbono del buque y acercarnos al objetivo de introducir un crucero con cero emisiones netas para el año 2035”.
Tanto que se pudiera decir sobre la gesta que se llevó a cabo durante años para llegar a este día, y sin embargo el reportaje de portada está dedicado 100% a los detalles del crucero. ¿En algún momento recibiremos un editorial que reconozca el esfuerzo y la visión que hicieron posible esta realidad?