A juzgar por la cantidad de propiedades que ha rescatado en la historia reciente, dicen que MedCentro se está quedando con Ponce.
No obstante, a diferencia de otras tendencias dirigidas a acaparar y a desplazar, la entidad sin fines de lucro ha invertido cerca de $60 millones en la adquisición de estructuras en desuso para transformarlas en centros de servicios de salud comunitarios y, aún más, pretende aportar otros $30 millones en los próximos años, para extender sus operaciones a otras áreas de la ciudad y la región.
Según su director ejecutivo Allan Cintrón Salichs, los fondos invertidos salen de los ingresos que genera la organización que ya maneja un presupuesto anual de $70 millones, de los cuales solo $11 millones provienen de subsidios federales.
“MedCentro no tiene un dueño, sino que le pertenece a la comunidad”, explicó Cintrón Salichs, un profesional de 68 años de edad. “Tiene un director ejecutivo, profesionales de primer orden y una junta de directores integrada por pacientes de la institución. Aquí no hay accionistas que tienen que aprobar, sino que la comunidad recobra el bien común”, recalcó.
“Es el principio de un non profit. No hay enriquecimiento de los individuos en su aspecto particular, sino que se aporta al crecimiento social. Queremos pagar los mejores salarios, que todo el mundo esté bien competitivo, eso es justo”, acotó el líder de la institución con base comunitaria.
Entre los edificios ya adquiridos por MedCentro en Ponce figuran varias propiedades en los barrios Playa, Cantera y El Tuque, así como el casco urbano de Ponce, entre otros, además de las sedes que ocupan en Peñuelas, Juana Díaz, Villalba y Coamo.
“La visión de MedCentro es aprovechar las oportunidades. Próximamente verán que las casitas viejas que están al frente (del centro principal), se van a tumbar para hacer un estacionamiento. Fuimos negociando con los dueños; por eso es importante que las instituciones tengan reservas financieras para tomar decisiones rápidas”, reveló.
Cintrón Salichs agregó que la solidez de la institución fundada en la década del 70 también permite hacerle justicia salarial a 462 empleados que laboran a tiempo completo y “con todos sus beneficios”.
“Los salarios son revisados periódicamente; son bien competitivos. El empleado que menos gana aquí, creo que está en los $19,500. Es una aportación económica en el área”, confesó.
Otro aspecto relevante es el crecimiento del censo que en 2019 se acercaba a los 49 mil pacientes únicos, con la expectativa de un aumento de hasta 57 mil para el 2024.
“En el sur hay una reducción consistente en su población, en nuestro caso seguimos aumentando pacientes. El único centro que se mantuvo abierto ininterrumpidamente durante los terremotos y la pandemia fue MedCentro, y eso ocasionó preferencia entre los pacientes”, argumentó.
“Nosotros contabilizamos todas las métricas como un solo centro. No importa donde vayas a MedCentro, el servicio tiene que ser el mismo. Igual, si recibes servicios aquí o mañana quieres recibirlos en Juana Díaz, es transparente, detalló.
Según el más reciente censo de la entidad, además el 59 por ciento de los pacientes son féminas y el 41 por ciento varones.
“Tenemos 9,7600 no asegurados, la mayor parte de ellos pagan de acuerdo a su capacidad, y algunos no pagan nada. Pero nosotros trabajamos con el paciente, le brindamos asesoría y buscamos cómo cualificarlos para que saquen la reforma, porque si por casualidad necesitan ir a un hospital, van a tener problemas”, sostuvo.
Asimismo, detalló que entre los pacientes que atienden han identificado a 879 personas sin hogar quienes reciben servicios en el edificio del barrio Cantera, espacio que antes era un Head Start.
“Ese centro no tiene nada que envidiar a los demás centros, porque la población sin hogar merece el mismo servicio que brindamos a la comunidad en general. Y tenemos gente de planes privados que van a la Cantera porque les gusta más”, admitió.
Con eso en mente, Cintrón Salichs recordó el comienzo del entonces Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT), antes Consejo de Salud de la Comunidad Playa de Ponce, mirándolo como punto de partida del proyecto que ha dejado huella en miles ciudadanos.
“Nosotros decimos que la mano de Dios está puesta sobre este centro, y aunque estudié en escuelas católicas, no soy ni de ir a misa los domingos. Pero hay unas cosas que suceden aquí que debe ser algo providencial, porque cuando peor están las cosas, aparece una solución. Pienso que Síster (Isolina Ferré) está por ahí, ayudando un poquito. Aquí hay mucha buena fe”, concluyó.
Tremendara reportera
No comprendo el por qué de tanto dinero y tanta construcción y no tienen casi médicos. Las citas quedan bien lejanas porque no dan abasto. Llamé para hacer cita y ya no tienen Optometra, sólo tenían un Psiquiatra y se les había ido la Nutricionista.