Marlese Sifre Rodríguez, la alcaldesa que en pocas semanas dejará de ser interina, no ha parado de recibir halagos, ni felicitaciones.
Por ello, siente que atraviesa una etapa surreal para la cual aún no encuentra tiempo de sentarse ni recalibrarse. Pero eso tampoco la amilana.
Después del vértigo más radical vivido en tiempo reciente, acepta todo lo que llega con el desenlace electoral: desde provocaciones para bailar hasta expresiones de solidaridad.
Aun así, con la euforia y adrenalina a flor de la piel, aceptó atender las preguntas sobre la mesa.
Entre tantos asuntos, respondió que no se ve a sí misma como un “fenómeno político” sino como una mujer auténtica, a quien algunos ven “distinta” por no pretender ser quien no es.
Sobre el triunfo electoral del pasado martes, 5 de noviembre, y lo que a todas luces es una ventaja récord sobre un contrincante a la alcaldía, no reparó en agradecer a quienes siempre han estado a su lado y a quienes, esta vez, cruzaron líneas ideológicas para endosarla y provocar 20,800 votos de diferencia.
“Esa honestidad”, opinó, “nos hizo ganadora”.
Al éxito aplanador de esta semana, Sifre Rodríguez sumó otros fundamentos, como la sincronía, diligencia y resultados de su gabinete, el mismo que eligió su predecesor Luis Irizarry Pabón, al igual que el respaldo de los trabajadores del ayuntamiento: un colectivo del que aún desde el interinato de la alcaldía se siente parte y sin el cual no habría podido demostrar “de lo que somos capaces los ponceños y las ponceñas”.
“Desde que asumimos el cargo (de alcaldesa interina) hemos ido atendiendo cada uno de los asuntos apremiantes y respondiendo a las necesidades, desde limpieza hasta crecimiento económico, en conexión con la gente”, planteó sobre, lo que a su juicio, son causales para el endoso masivo a su labor y a su candidatura.
Sin embargo, admite que antes de eso y “mucho, mucho antes” del cierre de colegios electorales y abrirse las urnas, ocurrió lo que denomina como una “conspiración divina”.
Como explicó a La Perla del Sur, nada de lo que vive al presente habría sucedido si tras las elecciones del 2020 el electo alcalde Irizarry Pabón no le hubiera pedido aceptar el cargo de vicealcaldesa de Ponce.
Para entonces, llevaba casi un año fuera del gobierno municipal, al cual había renunciado para cumplir con las obligaciones de su campaña primarista al Distrito Representativo 25 por el Partido Popular Democrático -al cual aspiró junto al ahora legislador Domingo Torres García y ante quien perdió por 271 votos- y para unirse al comité de apoyo a la candidatura de Irizarry Pabón.
Tampoco este desenlace habría ocurrido si el propio Irizarry Pabón no hubiese enmendado en octubre del año pasado la ordenanza firmada por la exalcaldesa María Meléndez Altieri, quien antes de su salida en el 2020 estableció un orden de sucesión interina distinto.
“Eso fue lo que él quiso hacer”, comentó sobre Irizarry Pabón y su intención de delegar a la vicealcaldesa los poderes de su cargo, en caso de vacante. “Nadie le dijo lo que tenía que hacer”.
Como recalca, este punto de inflexión fue determinante para que Sifre Rodríguez tomara el timón de la alcaldía, “para que se mantuviera la casa en pie” según describió, y para poner al relieve, ante el ojo público, las destrezas aprendidas en el ayuntamiento desde que en el año 2000 debutó como ayudante de la otrora vicealcaldesa Delis Castillo Rivera.
Desde el 2000, Sifre Rodríguez ha estado en las entrañas de dependencias como Ornato, el Banco Municipal, Vivienda y Obras Públicas, oficinas puntuales en las que brindó servicio directo a la población. También presenció y sintió las penurias de compañeros de labor tras los repetidos y prolongados recortes de jornada y salarios a los empleados municipales, impuestos durante gran parte de los 12 años del mandato de Meléndez Altieri.
Durante ese período, Sifre Rodríguez asumió por cuenta propia la representación de los trabajadores no unionados de la alcaldía y encarnó una de las oposiciones más vocales y creíbles contra el mal manejo de las finanzas públicas: una determinación que la convirtió en líder laboral y en “oveja negra” para la administración de la exalcaldesa.
Esta experiencia, admite, también le ganó el respeto y agradecimiento de sus pares, a quienes como abogada Ad honorem ayudó a tramitar reclamaciones por desempleo parcial, al igual que otros auxilios apremiantes.
“Fueron momentos traumáticos pero, a la vez, emotivos”, rememoró.
Por estas vivencias y por las veces que no prevaleció en contiendas primaristas, la alcaldesa electa prefiere autodenominarse como “política experimentada”, en lugar de una “política fracasada” del pasado.
En su defensa, ahora cuenta con el conteo preliminar de votos de la Comisión Estatal de Elecciones, el cual le concede 29,799 endosos a su favor contra los 8,913 adjudicados a su más próximo contrincante, el novoprogresista Pablo Colón Santiago.
“Y lo logramos con una campaña limpia”, subrayó. “Eso sí ha sido un fenómeno”.
“Mi preocupación era que volviéramos a los 12 años que vivimos”, reflexionó. “Ponce no se merece eso, los empleados no se merecen eso, nuestra ciudad no lo merece y había que seguir avanzando, había que seguir la obra. Y eso lo logramos”.
Según información provista, la alcaldesa interina planifica jurar al cargo en propiedad durante un acto especial a efectuarse el 11 de enero de 2025, fecha en que se conmemora el natalicio de Eugenio María de Hostos.