En los últimos meses, la retórica política de algunos candidatos a elecciones en Puerto Rico ha comenzado a adoptar un giro hacia el teatro del absurdo.
Entre varios, la comisionada residente en Washington y candidata a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Jennifer González, ha centrado su campaña en la idea de que existe una amenaza inminente de comunismo en Puerto Rico.
Explica esta supuesta amenaza como una dictadura y control del gobierno sobre la propiedad privada. Vincula esta presumible amenaza a la alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC).
En primer término, recurrir al fantasma del comunismo dentro del contexto de Puerto Rico denota una patente ignorancia histórica y política. Si de verdad Jenniffer González cree en esa narrativa, demuestra poca cultura política y presenta el peligro de que una persona ignorante sea electa gobernadora de Puerto Rico.
Por otro lado, si presumimos que la candidata entiende que el comunismo no está a la vuelta de la esquina si se elige a la Alianza, entonces estamos ante un esquema demagógico, mendaz y perverso para generar las pasiones más negativas y viscerales en un pueblo sediento de verdaderas oportunidades y justicia.
Cualquiera de estos dos escenarios es terrible para Puerto Rico.
Independientemente de las causas o motivaciones de la candidata Jennifer González, el argumento no solo es engañoso, sino también profundamente irracional en el contexto de la realidad política y económica de la isla.
Puerto Rico no solo está lejos de cualquier tipo de comunismo del siglo 20, sino que, para colmo, está dominado por el neoliberalismo y una Junta de Control Fiscal impuesta por el Congreso de los Estados Unidos. Esta junta dictatorial gobierna a Puerto Rico sin límites legales o constitucionales.
¿Por qué entonces la candidata no admite que ya vive en una dictadura producida por el bipartidismo PNP-PPD?
¿Bajo cuál escenario paradójico o mágico-religioso este andamiaje de control colonial va a permitir un gobierno comunista en Puerto Rico? La respuesta es obvia. Bajo ninguna circunstancia.
A pesar de estos hechos incuestionables, la comisionada y candidata del PNP pretende que creamos que votar por la Alianza nos pone en riesgo del comunismo.
El neoliberalismo y su impacto en Puerto Rico
Para entender por qué la narrativa del comunismo es ridícula, es esencial primero definir qué es el neoliberalismo, el modelo económico que ha predominado en Puerto Rico durante las pasadas décadas.
El neoliberalismo es una corriente económica que promueve la reducción de la intervención estatal en la economía, la privatización de empresas públicas, la desregulación del mercado, la eliminación de los derechos laborales y el fortalecimiento del sector privado, a costa de los intereses sociales y ambientales indispensables.
Esta ideología se ha manifestado en Puerto Rico con la venta de servicios esenciales como la energía eléctrica, la privatización de sectores de salud y educación, y la reducción de derechos laborales. Los gobiernos del PNP y del Partido Popular Democrático (PPD) han aplicado estas políticas, las cuales han generado una creciente desigualdad social y un empobrecimiento generalizado de la población.
Estas son las políticas que apoya la candidata del PNP.
Esta ideología nos ha conducido a que nos comparen con Haití en términos de crecimiento económico negativo. Hoy, luego de 55 años de gobiernos neoliberales del PNP y PPD, el 40 por ciento de nuestra población general y el 60 por ciento de nuestros niños y niñas viven en la pobreza.
Bajo el neoliberalismo, el estado se desentiende de su responsabilidad de garantizar los derechos básicos a sus ciudadanos, argumentando que el mercado es el mejor mecanismo para distribuir recursos de manera eficiente. Sin embargo, en la práctica, esto ha significado una mayor concentración de la riqueza en manos de unos pocos, mientras que los trabajadores sufren con salarios bajos, recortes en beneficios, daños a los recursos naturales y servicios públicos inadecuados.
La crisis fiscal que llevó a la imposición de la Junta de Control Fiscal (JCF) es resultado directo de estas políticas.
La JCF, un organismo no electo que tiene control total sobre las decisiones económicas de Puerto Rico, fue impuesta para administrar la deuda pública y ha implementado medidas de austeridad que han empeorado la situación para los sectores más vulnerables de la isla.
La existencia de esta junta demuestra lo absurdo de hablar de “comunismo” en Puerto Rico, cuando la realidad es que estamos bajo el peor escenario de una dictadura neoliberal que responde a los intereses del capital y no del pueblo.
Socialdemocracia: una propuesta de justicia social
Por otro lado, lo que propone la alianza entre el PIP y el MVC no es comunismo, sino un modelo socialdemócrata y anticorrupción. La socialdemocracia es una corriente política y económica que busca equilibrar el capitalismo con la justicia social.
A diferencia del neoliberalismo, la socialdemocracia aboga por la intervención del Estado para corregir las fallas del mercado y asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a derechos básicos como la salud, la educación, la vivienda y el empleo digno.
Además, la Alianza presenta una fuerte propuesta anticorrupción. Esto para atender el modus operandi del bipartidismo que pretende lucrarse de la gestión gubernamental y no servir a sus constituyentes.
La socialdemocracia reconoce la importancia de un mercado libre, pero entiende que el Estado debe intervenir para garantizar que los frutos de la economía beneficien a la mayoría de la población, no solo a una élite adinerada. Esto incluye políticas como la protección de los derechos laborales, la implementación de un salario mínimo justo, la construcción de viviendas asequibles, la protección del ambiente y el fortalecimiento de los servicios públicos.
El plan de la alianza del PIP y MVC no busca imponer la dictadura del proletariado, expropiar empresas privadas ni eliminar la propiedad privada, como falsamente acusa la comisionada y candidata del PNP. Lo que propone es una política pública que ponga en primer lugar el bienestar del pueblo, recuperando el control de servicios esenciales como la energía eléctrica y garantizando que el Estado cumpla con su función de proveer a las necesidades básicas de su población.
El falso fantasma del comunismo
Este análisis no busca debatir los méritos del comunismo. Tampoco exponer las nuevas formas y fundamentos filosóficos para las sociedades del futuro que se están elaborando en los círculos intelectuales internacionales desde los últimos 25 años del siglo pasado.
El punto es que, en Puerto Rico, la verdadera amenaza no son las viejas formas del comunismo, sino el neoliberalismo y el control colonial que han empobrecido a nuestra gente.
Es importante entender que el comunismo, tal como se entendió en los siglos 19 y 20, implicaba la abolición de la propiedad privada, la eliminación de las clases sociales y el control total de los medios de producción por parte del Estado. Ninguna de las propuestas de la alianza entre el PIP y MVC se acerca remotamente a estas ideas.
La narrativa del comunismo que Jenniffer González y otros líderes del bipartidismo promueven, no solo es falsa, sino que es una táctica para generar miedo y confusión en el electorado, basada en una caricatura de lo que alguna vez fue la Guerra Fría entre Estados Unidos y la ya difunta Unión Soviética que colapsó en 1991: 33 años atrás.
A más de 30 años del fin de la Guerra Fría, el mundo ha cambiado drásticamente. El comunismo como sistema económico y político que se manifestó en el siglo 20, ha prácticamente desaparecido. Incluso países como China, que se identifican formalmente como comunistas, operan bajo un sistema de “capitalismo de Estado”, en el que el sector privado y el mercado desempeñan un papel dominante.
Eso sí, son sistemas políticos y económicos que privilegian el bienestar común sobre el desbalance hacia la riqueza de unos pocos.
El uso del término “comunismo” como una etiqueta de miedo no es nuevo en Puerto Rico. A lo largo de los años, cada vez que un movimiento progresista o de izquierda ha surgido con propuestas de justicia social, se ha intentado deslegitimar esas propuestas tildándolas de comunistas y dictatoriales. Pero el contexto actual hace que ese ataque sea aún más incoherente.
Estamos viviendo en una colonia dominada por una junta no electa que toma decisiones que afectan nuestras vidas, sin que tengamos voz ni voto.
Si la candidata del PNP cree que el comunismo es sinónimo de dictadura, debería reflexionar sobre la realidad en la que vivimos, donde la verdadera dictadura es la de los tecnócratas de la Junta de Control Fiscal, apoyados por el gobierno federal de los Estados Unidos.
Conclusión
El ataque de la comisionada residente y candidata del PNP sobre el comunismo no solo es incoherente, sino que ignora por completo las verdaderas causas de los problemas de Puerto Rico.
No estamos al borde de un régimen comunista, sino viviendo las consecuencias de un régimen neoliberal que ha dejado al pueblo sin servicios esenciales, sin derechos laborales y sin esperanza de un futuro mejor.
La discusión que Puerto Rico necesita no es sobre fantasmas del pasado como el comunismo, sino sobre cómo salir de la crisis mediante políticas que promuevan la equidad, la justicia social y el bienestar común. La propuesta de la alianza del PIP y MVC, basada en principios de socialdemocracia, ofrece una alternativa real a las políticas neoliberales que han fracasado y continúan afectando negativamente al país.
La elección es clara: o seguimos con el mismo modelo que ha destruido nuestra economía y nuestra sociedad, o nos movemos hacia un futuro más justo y equitativo para todos los puertorriqueños.
Excelente instrucción de educación al pueblo que se se debe diseminar y repetir en todas las ediciones posteriores para que se desarrolle consciencia de conceptos antes de votar.
Cerda prostiituta del capital gringo.
Me parece buen artículo. No obstante hay que tener cuidado con los absolutos. El pueblo tiene servicios escenciales y los trabajadores tienen derechos. Estos han cambiado y algunos no para bien. Pero están presentes, viendolo desde pun punto de vista objetivo.
Excelente columna y buena retórica para describir un tema del cual se ha manipulado en puerto Rico. Debemos poner fin al bipartidismo y votar inteligentemente.
Los problemas de PR son el resultado de alrededor de seis décadas de administración de políticos corruptos. Ningún político es de confiar. Se lo han ganado con su actuar durante más de medio siglo. El comunismo existe. El PPD trajo a Chávez a PR. Qué podemos esperar de Dalmau? El último gobernador fué un dictador. Y todo este discurso es para decir que Dalmau renunciará a su ideología?