Desde muy pequeño ha resonado en mi mente la frase de “hay que ser agradecido”, porque en otras partes del mundo hay gente pasándola peor que tú.
Entonces, haciendo que olvidamos la realidad y lo peor, nos sentamos todos en una mesa a comer pavo durante un día al año y damos gracias.
Damos gracias de que el próximo 1 de diciembre empieza el nuevo contrato leonino con LUMA. Contrato que durará 15 años. Esto, sin contar las negociaciones a puertas cerradas para la también privatización del sistema de generación eléctrica del país. Serán 15 años de aumentos y servicio mediocre.
Además, hay que ser agradecido por las otras APP que hay en el país como, por ejemplo, la de los peajes. Peajes que seguirán aumentando año tras año, por 27 años consecutivos. Otra tremenda razón para dar gracias en la mesa.
Hasta el plato principal durante esta celebración se volvió un dolor de cabeza. Porque el pavo subió tanto de precio que miles de consumidores parecieron resignarse y optaron por pernil o pollo. Así que, también, demos gracias.
Demos gracias también por la criminalidad rampante, los feminicidios, las muertes sin explicación en las cárceles… en fin, demos gracias que el país colapsó.
Cuesta tener que ser optimista cuando el primer mandatario del país en vez de buscar soluciones a estos problemas, decide pedirle más dinero al Congreso de los Estados Unidos para combatir “la criminalidad”. Dinero que, de paso, siempre anuncian y nunca llega a las comunidades.
Solo espero que el próximo año, cuando nos sentemos de nuevo en la mesa, sea para dar gracias porque exista un país próspero, seguro y viable para todos los puertorriqueños… y no solo para unos pocos. Del mismo modo, que no nos sentemos a comer, luego abarrotar las tiendas y olvidar todos nuestros problemas sociales con otro televisor de pantalla colosal, en precio “especial”.
Hay que ser agradecido de estar vivo, pero con una vida DIGNA.