No ha pasado Halloween, pero en algunos supermercados y grandes superficies ya huele a Navidad. Árboles, guirnaldas, turrones y hasta calendarios del 2023 se dejan ver entre los pasillos de las tiendas.
Y aunque aún sintamos el calor del verano tropical, al mundo del retail poco le importa eso. ¿Por qué?
Desde marzo de 2021 el índice anual de precios al consumo, el IPC, no ha dejado de escalar y, ante esta situación, muchas familias han tenido que recortar el presupuesto con tal de llegar a final de mes.
Por eso, en época de inflación y cuando la lista de compra es más pausada y analítica, hay que hacer uso de estrategias para captar la atención del consumidor. Pero, ¿es rentable adelantar esta festividad hasta el punto de saltarse Halloween? ¿No produce rechazo en la mente del consumidor?
Después del Covid: todo con más antelación
Neus Soler, experta en Marketing y profesora de Economía y la Empresa de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), considera que forzar la Navidad en octubre tiene sentido, y más este año.
“Es la primera sin restricciones por la pandemia, (por lo que) la gente le tiene ganas”, recalca.
Además, según Soler, también los comercios y las empresas han cambiado después del Covid-19. “Ahora planifican mucho más. El año pasado hubo muchos problemas de suministro, así que la mayoría de tiendas ya recibió la mercancía el pasado mes de septiembre y con los proveedores pagados es normal que quieran darle salida a este material”, continuó la experta.
Por otro lado, Soler considera que, si la campaña de Navidad es más larga, más posibilidades de compra tiene el consumidor.
“En este momento ya se ven turrones en los supermercados y muchos lo comprarán ya. Probablemente el dulce no llegue a Navidad, entonces el consumidor deberá comprar otro, y es aquí donde está el negocio. Sale rentable adelantar la festividad”, comentó la especialista.
La inflación hace mella
Otro punto clave de este avance de temporada es el pesimismo de la sociedad ante el panorama económico actual. “Hay mucha incertidumbre con el tema de los precios y eso genera preocupación al conjunto de la población”, subrayó.
“Como cada mes que pasa (los precios) suben, muchos piensan que anticipar las compras es un acierto”.
Para colmo, en diciembre, como es habitual, los productos se encarecen, por lo que “si el consumidor ya compraba los regalos o la comida con antelación, este año lo hará mucho más”, comentó.
Pero el adelanto de la Navidad no beneficia únicamente al bolsillo de las familias: también al de la empresa que destina sumas considerables a su campaña publicitaria.
“Cuanto más cerca de las fechas claves estemos, más cara es la publicidad”, prosiguió Soler. Y es que la campaña de Navidad ya no es una opción, sino un mandamiento. Tenerla es necesaria y como remarca la experta “en las condiciones comerciales de los últimos años, podría ser la diferencia entre sobrevivir o cerrar una tienda».
La Navidad empieza en agosto
Otro refuerzo para estos cambios es lo que piensa y cómo actúa el consumidor.
El estudio Does Christmas really come earlier every year?, publicado por la Royal Statistical Society, explica que en el Reino Unido las búsquedas sobre Navidad comenzaron en agosto. De hecho, esta tendencia se ha acentuado en los pasados 10 años, ya que como apunta el informe de Royal Statistical Society, antes del 2013 las búsquedas de regalos y vacaciones para esta temporada, entre otros tópicos, empezaban al final de noviembre.
Entretanto, en países de América Latina el 25 de septiembre ya se experimentaba una crecida en las búsquedas, según datos de Google Trends. “Las empresas son conscientes de que es un tema que ya resuena. Si fuerzan el avance es porque ven que ya se está cociendo algo”, agregó Soler.
Fuente: Yudy Garavito Díaz / UOC