Luego de que la industria farmacéutica global reaccionara con alivio a la noticia de que el 2 de abril el presidente Donald Trump eximió de contundentes aranceles a los medicamentos fabricados fuera de los Estados Unidos, otro balde de agua fría cayó sobre el mismo lugar.
Según reportan medios de todo el planeta, la administración Trump retomó este lunes medidas que podrían resultar en aranceles a los productos farmacéuticos del exterior, tras presuntamente haber iniciado el pasado 1 de abril investigaciones de seguridad nacional sobre las importaciones de productos farmacéuticos.
“Ya no fabricamos nuestros propios medicamentos”, respondió a periodistas que lo abordaron ayer en Washington, D.C.. A juicio de expertos, empero, es poco probable que los aranceles reviertan esta situación.
Aun así, Trump lleva semanas afirmando que planea imponer aranceles de 25 por ciento o más a estos productos, con el objetivo de trasladar su producción a los Estados Unidos, ya que la mayoría de las drogas que se consumen en ese país se producen, en mayor o menor grado, en el extranjero.
Por ejemplo, farmacéuticas en China e India producen casi la totalidad del suministro mundial de los ingredientes activos del analgésico ibuprofeno, según el proveedor de datos para la industria Straits Research.
Entretanto, los medicamentos más recientes y costosos se fabrican en Estados Unidos o Europa. Irlanda, en particular, se ha convertido en una potencial global al ofrecer al farmacéuticas sólidos incentivos financieros y fiscales.
Este panorama, han advertido conocedores, podría precipitar aumentos de precios y generar escasez de ciertos medicamentos genéricos, que representan la gran mayoría de las recetas en Estados Unidos.
Esto, porque no existe un único país donde se confeccione la totalidad de un medicamento.
Según argumentan, plantas elaboradoras en diferentes rincones del mundo gestionan distintas partes del proceso. Mientras unas fábricas producen sustancias químicas y otras materias primas, compañías farmacéuticas compran esos materiales y los utilizan para elaborar el principio activo de un medicamento.
Posteriormente, el principio activo debe formularse en una pastilla o líquido y, en la etapa final, el medicamento se envasa.
La producción estadounidense de productos farmacéuticos y medicamentos alcanzó su punto máximo en el año 2006, antes de la crisis financiera mundial, según el Consejo de Relaciones Exteriores.
Eso ocurrió casi al mismo tiempo que una ola de medicamentos estadounidenses de alta demanda perdió la protección de sus patentes, lo que generó oportunidades para que fabricantes de genéricos en India y China aumentaran su producción.
Paralelamente, se eliminaban los incentivos federales para la fabricación de numerosos fármacos en Puerto Rico, mientras que nuevos actores como Irlanda incentivaron a los fabricantes a trasladar su producción a ese país.
Ya para el 2020, año en que se declaró la pandemia del Covid-19, la mayoría de los medicamentos genéricos más consumidos en los Estados Unidos, así como los principales antibióticos y antivirales, no se producían en ninguno de sus estados ni territorios, concluyó un estudio del Centro de Análisis y Perspectivas Empresariales.
Los medicamentos más vendidos en EE.UU. según AARP:
- Semaglutida (Ozempic, Rybelsus, Wegovy)
- Adalimumab(Humira)
- Apixabán (Eliquis)
- Dulaglutida (Trulicity)
- Empagliflozina (Jardiance)
- Ustekinumab(Stelara)
- Pembrolizumab(Keytruda)
- Tirzepatida (Mounjaro, Zepbound)
- Bictegravir / alafenamida de tenofovir (Biktarvy)
- Dupilumab(Dupixent)
- Risankizumab(Skyrizi)
- Etanercept(Enbrel)
- Insulina glargina (Lantus, Toujeo, Basaglar)
- Rivaroxabán (Xarelto)
- Dapagliflozina (Farxiga)
- Insulina glargina
- Insulina aspart (NovoLog)
- Secukinumab(Cosentyx)
- Sitagliptina (Januvia)
- Fluticasona / bromuro de umeclidinio (Trelegy Ellipta)