Japón conmemoró el sábado el 12mo aniversario del masivo sismo, tsunami y desastre nuclear con un minuto de silencio, mientras aumenta la preocupación ante la previsión del vertido de agua radioactiva tratada de la golpeada central nuclear de Fukushima y la apuesta del gobierno por la energía nuclear.
El terremoto de magnitud 9.0 y el tsunami que asolaron grandes partes de la costa noreste del país el 11 de marzo de 2011, causaron más de 22,000 muertes, de las cuales unas 3,700 se produjeron más tarde por causas relacionadas con la catástrofe.
En todo el país se guardó un minuto de silencio a las 2:46 de la tarde, el momento en el que se registró el terremoto.
Algunos residentes de las prefecturas norteñas de Iwate y Miyagi, afectadas por el tsunami, se acercaron a la costa para rezar por sus seres queridos y por las 2,519 personas cuyos restos nunca se encontraron.
En Tomioka, una de las localidades de Fukushima donde se abandonaron las tareas de búsqueda debido a la radiación, los bomberos y la policía rastrillaban la costa con palos y azadas en busca de posibles restos de las víctimas o de sus pertenencias.
En una escuela primaria de Sendai, en Miyagi, al norte de Fukushima, los asistentes soltaron cientos de globos de colores en recuerdo de los fallecidos.
En la capital, Tokio, decenas de personas participaron en un homenaje en un parque del centro de la ciudad y activistas antinucleares organizaron una manifestación.
El terremoto y el tsunami que azotaron la central nuclear de Fukushima Daiichi, ubicada en la costa, destruyeron sus sistemas de energía y refrigeración, provocando la fusión de tres de sus seis reactores, que expulsaron cantidades masivas de radiación obligando a evacuar a decenas de miles de residentes.