Jorge Mario Bergoglio, el argentino que 12 años atrás conmocionó a millones de feligreses en el mundo al ser proclamado máximo líder de la Iglesia Católica, falleció en la madrugada de este lunes, un día después de que apareciera en silla de ruedas para ofrecer la bendición Urbi et Orbi frente a la Plaza de San Pedro, el Domingo de Pascua.
El anuncio fue hecho por El Vaticano hoy en un comunicado a través de la red social X.
El papa Francisco había sido hospitalizado en Roma el 14 de febrero, tras sufrir una neumonía tan severa que había puesto su vida en grave peligro en dos ocasiones, afirmaron su médicos al darle de alta el domingo, 24 de marzo.
El líder de casi 1,400 millones de católicos romanos del mundo fue elegido papa el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado y la quinta votación efectuada durante el segundo día de cónclave.
Durante su papado, Francisco fue un agente de cambio que condujo a toda la iglesia católica hacia sus raíces cristianas, aproximándose a los pobres y desposeídos, a los migrantes y a los católicos homosexuales marginados.
También tomó medidas enérgicas para abordar una crisis de abusos sexuales por parte del clero que se había convertido en una amenaza existencial para la Iglesia. Adoptó nuevas normas para exigir responsabilidades a los principales líderes religiosos, incluidos los obispos, si cometían abusos sexuales o los encubrían, aunque no impuso el nivel de transparencia ni las obligaciones de denuncia civil que exigían muchos defensores.
Viajó a países a menudo olvidados y remotos y buscó mejorar las relaciones con el gobierno chino antagonista, clérigos musulmanes y líderes de todo el fragmentado mundo cristiano.
En sus últimos años, afectado por una rodilla lesionada, una cirugía intestinal y problemas respiratorios que le impedían el aliento y la voz, Francisco usó un bastón y luego una silla de ruedas, para continuar viajando extensamente, centrándose en las zonas explotadas y devastadas por la guerra de África, donde criticó duramente a los colonizadores modernos y buscó la paz en Sudán del Sur.
Incluso, intentó alejar a la Iglesia de temas divisivos como el aborto y la homosexualidad, y centró su atención en problemas globales como el cambio climático, la pobreza y la migración.
Su visión, expresada en documentos puntuales como la encíclica Laudato Si o “Alabado seas”, vinculó la teología católica con la protección del medio ambiente y la defensa de los marginados, al tiempo que denunciaba los excesos del capitalismo global en la explotación de los pobres.
Tras la muerte del sumo pontífice, El Vaticano declara la “Sede Vacante”, un periodo que abarca desde el momento en que se produce la vacante en la sede romana, hasta la elección del siguiente sucesor en la ceremonia de cónclave.
